Viajar a Croacia: mi primer mes en la ex Yugoslavia

Son las 6:34 de la mañana. Estoy sentada en uno de los balcones del departamento, con mi macbook en las piernas, mientras observo el celeste cielo manchado por unas algodonosas nubes de tonalidades rosas y lilas. Parece pintado con óleos, creando el contraste de colores perfecto con los jardines y huertas de mis vecinos, llenas de verde y coloridas flores.

Creo que alcancé a dormir tres horas, en las que el calor, los mosquitos y mi mente inquieta no me permitieron descansar en profundidad. Y luego la mañana, porque aquí amanece a eso de las 5:30 am. En vez de seguir intentando quedarme dormida con audios de ASMR e hipnosis, preferí dejar de lado la resistencia y aprovechar las que, según estudios, son las horas de mayor creatividad, para escribir cómo ha sido este mes y medio desde que llegué a Croacia.

De paso, estar en un mismo lugar pero a una hora diferente, te permite descubrir cosas nuevas: acabo de notar que tenemos un muy cargado limonero en el jardín, supe cuál de mis vecinos era el dueño del furgón que se estaciona en mi entrada, y pude ver la gatita de los vecinos contiguos jugar con otro felino en el jardín. Nuevamente, el color del cielo es particularmente intenso en este momento, y se embellece aún más con cada bandada de golondrinas que cruza frente a mis ojos.

Volviendo al tema, muchas cosas han pasado, muchísimas, desde que llegué a Croacia el 18 de junio: un festival de música, un workaway que no salió como esperaba, llegar a una ciudad de la que no sabía nada (Pula), el mundial y la locura que hubo aquí!, buscar un lugar para arrendar y vivir, organizarme con esto de trabajar online, etc. Todo eso y más, mientras sigo con mi rutina diaria de hacer yoga, ir a ferias locales a comprar mis verduras/frutas/semillas/frutos secos, hacer ejercicio y bueno, también salir y pasarlo bien, aunque realmente eso último no he hecho mucho.

Estas cuatro semanas desde que llegué a la ciudad de Pula donde estoy viviendo, me he enfocado en hacer que esta estructura de trabajo y estilo de vida funcione, y la verdad es que me siento orgullosa de haber superado la cifra monetaria que tenía en mente ganar durante julio.

Pero…

¿Por qué Croacia?

Muchos me preguntan qué vine a hacer acá, y la respuesta es InMusic Festival. Mientras estaba en Inglaterra me enteré que Interpol, banda neoyorquina de la que soy fanática desde que los descubrí en 2007, tocaría en este festival en Zagreb, por lo que de inmediato compré el ticket por los 3 días (63 euros!). Tenía planeado estar en Bulgaria durante mayo, así que sólo debía moverme hacia Croacia, comprar una carpa y bueno, eso fue todo lo que pensé, las planificaciones anticipadas al estar viajando no sirven de mucho pues siempre terminas haciendo algo distinto a lo que tenías en mente.

Así que después de estar en Bansko, Bulgaria por 6 semanas y media y hacer una escapada a Budapest por 10 días, llegué a Zagreb el martes 18 de junio, y me fui al camping del festival el viernes. Ahí me junté con Jess, una neerlandesa completamente festival queen (fue a cerca de 7 festivales en 2 meses, OMG), que creó en Couchsurfing un grupo para conocer a otros que también fueran solos como ella, y como yo. Finalmente no tuve que comprar ninguna carpa, por suerte, ya que ella me alojó en la suya. Sí, también existe el couchsurfing modalidad carpa! 

 

Hablar del festival y de todo lo que fue da para un post entero, pues aunque fueron sólo 3 días de música, me quedé acampando una semana completa con los nuevos amigos que hice, que ya éramos casi una familia al estar compartiendo día a día en el lago, preparando comida y guitarreando en las noches.

El mejor show sin duda fue Nick Cave & The Bad Seeds, que de paso me enteré que tocarán en Chile el 5 de octubre, y se los recomiendo a ojos cerrados. Lejos uno de los mejores shows que visto en años, donde cada uno de los integrantes suda talento, profesionalidad y locura. Porque sí, el concierto que dan es prolijo e inteligente, pero muy muy loco a la vez. Intenso y oscuro. Si pueden, por favor, vayan, y me agradecen después.

Istria, península compartida por Croacia, Eslovenia e Italia

La península de Istria es la más grande del país, y aloja importantes ciudades croatas como Rijeka, Rovinj y Pula, donde estoy yo. Pero es un territorio compartido, aunque en pequeñas porciones: Italia tiene a la ciudad de Triste en la península, y ésta es la única salida al mar de Eslovenia, teniendo Croacia la mayor parte.

Es un territorio con una gran influencia de Italia, y las calles y otras señaléticas están en croata e italiano. He conocido un par de personas de aquí que si bien son croatas, hablan italiano con sus familias, lo que según mi modo de pensar, los hace más bien ‘italianos en territorio croata’, pero creo que es un asunto más profundo de analizar.

Esta influencia latina viene por partida doble, pues Istria hace más de 2000 años fue indexada al Imperio Romano de Occidente, así como gran parte de Croacia, quedando a nuestro disfrute y asombro las ruinas que hay en el centro de la ciudad. Para mí fue surreal mi primera noche aquí, al caminar debajo de un arco romano y ver el anfiteatro (Arena Pula), cuyos detalles resaltaban con las luces. Es el sexto coliseo romano en tamaño, uno de los mejores conservados y además, está en frente de la costa del Mar Adriático. Realmente es un sueño verlo cada vez que paso por ahí.

Más genial fue ver una película en él, donde antiguamente gladiadores luchaban para obtener dinero, fama, y en algunos casos, ganar su libertad. Y también presencié otra lucha en la misma pantalla gigante del recinto romano (que no es permanente, sólo estaba ahí por el Festival de Cine de Pula), cuando Croacia se enfrentó a Francia en la final de la Copa del Mundo, y el coliseo se llenó de blanco y rojo pese al inclemente sol y los 31ºC de ese domingo.

Y digo por partida doble, pues Istria también fue parte del territorio de la República de Venecia, la que gracias a su poderío marítimo pudo expulsar a turcos otomanos de toda la costa del Mar Adrático correspondiente a Croacia, abarcando incluso a Grecia.

¿Cómo llegué a Istria?

Pero yo no vine a Istria para aprender más del Imperio Romano ni la influencia italiana en esta parte de Croacia. La verdad no tenía idea de nada de esto que acabo de contarles cuando estaba en Zagreb decidiendo qué diablos haría después del festival. Lo que si sabía, incluso de antes de llegar a Croacia, era que tenía que quedarme aquí por los tres meses que mi pasaporte me lo permitía, arrendar un estudio o una pieza y dedicarme a trabajar y generar plata.

Pues obvio, lo que junté al vender todas mis pertenencias de Chile me duró para viajar 3 meses, haciendo artimañas y viajando con el menor costo posible. Luego cuando llegué a Bulgaria recibí la bendita devolución de impuestos que no fue menor, pues trabajé a honorarios bastante el año pasado, y sumando a eso un par de pequeños trabajos online, estuve con el dinero JUSTO para pasar por Budapest, llegar a Croacia y sobrevivir aquí mientras buscaba una base (véase ciudad, hogar).

Lo que quería de Croacia era poder ver el mar, pues el Mar Adriático no tiene nada de parecido al Océano Pacífico, ni en color, ni en playas, ni qué decir de temperatura (quizás en lo salado sí). Y después de estar casi un año entre otoño, invierno, nieve y lluvia, me merecía un poco de playa y calorcito. La costa de Dalmacia, que es lo más conocido y turista de Croacia (Split y Dubrovnik), es por lo mismo, mucho más cara, así que tenía claro que a ese lugar yo no tenía que ir.

Preguntando a algunos zagrebí, me aconsejaron las ciudades de Rijeka o Pula, ambas en la costa y menos populares que la costa de Dalmacia. Tuve la suerte, aunque no haya sido la mejor experiencia para mí, de haber encontrado un Workaway (del único que me respondieron de hecho!) en una villa llamada Zminj, a 42 kilómetros de Pula. Mi plan era estar dos semanas ahí mientras buscaba algún departamento, estudio o pieza en alguna de estas dos ciudades, así podría moverme fácil, y, como ha sido la constante en este viaje, TUVE SUERTE! 

Pula, hogar dulce hogar

A la semana me contactó Inés, una croata que arrendaba una pieza en su amplio departamento en Pula, a un precio súper razonable. Menciono esto porque al ser ciudad turística y temporada alta, todos los arriendos por noche eran 50 euros, y nadie quería arrendar por el mes completo o más tiempo. Viajé a conocerla y conocer el departamento, nos llevamos bien de inmediato y salimos a ver el partido de Croacia – Rusia esa noche, por lo que me quedé a dormir en mi nueva casa. Al día siguiente volvi a Zminj a buscar mi mochila/todoloqueposeo, y la noche del domingo 8 de julio ya estaba instalada en mi nuevo hogar, que hasta el momento ha sido todo lo que buscaba.

Ya llevo casi un mes en Pula, y el recuento del mes es satisfactorio y me deja bastante orgullosa. Mañana viernes termino un proyecto online en el que me contrataron y que significa mi primer ‘pago grande’ trabajando como freelancer y de manera 100% online, que me ha forzado a ser más organizada y productiva con mi tiempo, a no procastinar y a priorizar lo que hago con éste.

Además, pude ver un par de películas en el Festival de Cine de Pula (The Eightgh Commissioner, se las recomiendo totalmente), pues los contacté para tener una acreditación de prensa, y obvio, me la dieron. Hice lo mismo para el InMusic Festival, por eso las fotos están tomadas tan de cerca (además de mi lente cool).

Y bueno, lo de la playa lo dejaré para agosto, pues sólo he ido 3 veces ya que no es tan cerca como para ir caminando y la verdad quise enfocarme en trabajar y estabilizarme.

Aún me quedan casi dos meses para seguir disfrutando de Croacia, así que pronto sabrán más de mi en este hermoso país, donde la gente es cálida y bueno, mediterránea 😉